viernes, 7 de diciembre de 2007

DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS ANIMALES


Este es el manifiesto que se leyó el año pasado en el 10 de Diciembre. A mí, personalmente se me pusieron los pelos de punta cuando Sharon lo leyó. Espero que este año calé tan hondo como a mí me caló en su momento.


El 10 de Diciembre de 1948 los países fundadores de las Naciones Unidas aprobaron la Carta de Derechos Humanos para impedir que los horrores de la Segunda Guerra Mundial y sus campos de concentración se reprodujeran. Sólo mediante el reconocimiento sin concesiones de los derechos fundamentales de cada humano y humana habría alguna posibilidad de que semejantes tragedias no volvieran a repetirse. Así, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona humana “son los fundamentos para la libertad, justicia y paz en el mundo”.

Desde hace varios años, individuos, organizaciones y colectivos de todo el mundo recordamos que el espíritu de esta reivindicación ha de extenderse a los demás animales y que el Día Internacional de los Derechos Humanos debe ser el Día Internacional de los Derechos Animales, porque los humanos también somos animales, y porque ellos son hoy día víctimas en otros campos de concentración de un horror indescriptible y sin precedentes, víctimas que se cuentan por miles de millones cada mes. Creemos que este es un día para recordar que la libertad, la justicia y la dignidad no son términos que deban excluir a nadie; que el sufrimiento y el deseo de vivir no entienden de raza, clase social, sexo, ni por supuesto, tampoco de especie.

En 1975, treinta y siete años después de la declaración de derechos humanos de la ONU, y hace ahora ya más de tres décadas, se acuñó el término especismo para referirnos a la discriminación de los animales por motivo de especie. Al igual que el racismo o el sexismo, el especismo no tiene justificación posible. A pesar de ello, vivimos en sociedades especistas y esclavistas; en todos los países del mundo los demás animales son considerados propiedades de los humanos y sus intereses no tienen ningún valor; el valor de sus vidas viene determinado por el precio que marca el mercado. Las reformas legales en este marco social no pueden acabar con la injusticia que padecen. No podremos conseguir derechos para los demás animales mientras sigamos pensando de la misma forma, mientras nos alimentemos con sus cadáveres, mientras nos vistamos con sus pieles, experimentemos con ellos o nos entretengamos a su costa. Los animales no son comida, no son vestimentas, no son objetos de laboratorio, ni entretenimientos. Los demás animales no son recursos a nuestra disposición sino seres con intereses propios que merecen respeto y protección, el mismo respeto y protección que acordamos entre humanos.

Desgraciadamente, los demás animales son vistos como meras propiedades que podemos utilizar con algunas condiciones. Modificar estas condiciones no hará que dejen de ser considerados propiedades y puedan tener derechos, tan sólo establecerá un nuevo modo, una reforma, en cómo utilizarles. Debemos recordar que nuestra lucha no es sólo por aquellos animales con quienes convivimos ni contra quienes maltratan a éstos. Nuestra lucha es por la abolición de toda utilización animal, de todos los animales, y no nos conformaremos con menos que esto.

En 1641 en Massachusetts se promulgó la primera ley de bienestar animal del mundo, 366 años de reformas más tarde, podemos afirmar que reformar una injusticia es perpetuar dicha injusticia. Las leyes no liberarán a los animales, ni son ellas las que los someten, somos sólo cada uno de nosotros y nosotras quienes tenemos tal poder, y somos cada uno de nosotros y nosotras quienes tenemos que liberarles. El fin de la explotación animal requiere que nos involucremos, que tomemos partido ante esta injusticia, que no deleguemos en otros esta tarea, que no permanezcamos pasivos ante ella y que mostremos nuestro rechazo de forma clara y directa. El fin de la esclavitud animal empieza por nosotros mismos, oponiéndonos a su utilización, adoptando un estilo de vida vegano, y aplicando así en nuestras vidas esa abolición que deseamos, construyendo de esta forma un mundo más justo para todos y todas.

Creemos que hoy, 8 de Diciembre de 2007, es un día en el que podemos hacer algo por ellos. Sólo depende de nosotros y nosotras que esta situación cambie, porque desgraciadamente ellos no pueden hacerlo, no pueden estar aquí ahora porque están encerrados en naves ganaderas, confinados en piscifactorías, en laboratorios, en las antesalas de los mataderos o en los camiones que les llevan hacia ellos. Están siendo mutilados, separados de sus familias, asesinados, en definitiva, masacrados… Ellos no pueden reclamar con sus propias voces lo que es justo pero nosotros sí podemos hacerlo. No moriremos por alzar la voz por ellos, pero ellos sí morirán si no lo hacemos.


CONTACTO

Sharon Núñez Portavoz de Igualdad Animal


Tel. 609 980 196


Oficina: C/ Montera, 34 2º 8 - 28013 Madrid (España)

1 comentario:

R dijo...

Leonardo da Vinci dijo:
"Llegará un tiempo en que los seres humanos se contentarán con una alimentación vegetal y se considerará la matanza de un animal como un crimen, igual que el asesinato de un ser humano"
"Verdaderamente el hombre es el rey de las bestias, pues su brutalidad sobrepasa la de aquellas. Vivimos por la muerte de otros ¡Todos somos cementerios!"