lunes, 29 de diciembre de 2008

EL ABRIGO


Nunca me gustó el invierno y mucho menos las navidades… Sales a la calle y está todo atestado de humanos, apretujados por el centro con ansias de tomar chocolate caliente, garrapiñadas y llevar gorritos absurdos de papa Noel y cuernos de reno…
Entre tanta gente hay algo que nunca falla. Los abrigos de piel.
Mucha gente permanece en la ignorancia sobre lo que provoca el comer carne, no suelen pensar en que su chaqueta de cuero proviene de una vaca despellejada, que su jerséis de lana es producto de la explotación de ovejas para tal fin y que por leche y huevos también se mata animales… Aunque la ignorancia no exime de culpabilidad, doy un boto de confianza a que muchas de estas personas, aunque siempre menos de las que desearía, algún día sean conscientes del sufrimiento que provocan.
Pero ¿Quien no es consciente de donde viene un abrigo de piel? Es algo tan asumido como que un coche contamina.
Matando por estética, por vanidad, por apariencia. Triste, muy triste. ¿Que ofrece el llevar piel de otro animal sobre tu cuerpo? ¿Calor? No, ya no vivimos en los tiempos de las cavernas cuando matar animales era el único modo de sobrevivir. Como siempre alardeamos de lo que hemos llegado a ser humanos gracias a nuestra inteligencia y progreso, pero casi nunca hacemos uso de ellos. Existen cientos de tejidos que nos proporcionan el calor necesario para poder pasearnos por las frías calles sin morir de hipotermia. Las pieles son un lujo innecesario parecido a llevar joyas caras. Por aparentar, por aceptación social, no… más que eso, por aparentar ser mejor que el resto de la sociedad.
Y esto me recuerda a un libro que leí hace tiempo y hablo del libro y no la película “El perfume” En la película no nos muestran los verdaderos intereses de Jean-Baptiste Grenouille, solo lo presentan como un psicópata. Pero ¿Cuáles eran los verdaderos intereses de Grenouille? Ser amado, ser alguien. Nació sin olor y la gente le ignoraba por esto, le tenían recelo, nadie confiaba en él, porque era transparente, inodoro. El quería sentir que formaba parte de la mayoría, que era uno más y más que eso, ser amado y venerado por aquellos que un día le odiaron. Para conseguir un olor propio y no uno cualquiera, sino uno que despertase admiración y cariño en la gente, necesitaba robarle el olor a quien gozaba de tal don. Mujeres. Mujeres hermosas y jóvenes. Las asesinaba y antes de que la putrefacción pervirtiese su aroma, se lo arrebataba como hacen los perfumistas con las flores. A partir de 24 jóvenes consigue un pequeño frasquito de esencia con la que consigue su propósito. Hasta aquí la historia nos vale.
Matar a 24 mujeres para hacer un perfume nos parece un crimen, matar a 20 visones para hacer un abrigo nos parece aceptable.
La diferencia es que Grenouille era un psicópata, su capacidad empática estaba anulada, no existía, no tenía escrúpulos porque su biología le impedía tenerlos, pero todas las personas que se pasean con abrigos de pieles no tiene una estructura psicótica de este tipo, aunque a mí me de por pensarlo a veces.